
Soy Manuel Pérez, pedagogo andaluz. Y seguimos con los temas que nos preocupan de Pedagogía Cotidiana.
El confinamiento mostró lo mejor de los ciudadanos. Sacamos sobresaliente en casa. Los sanitarios y cuerpos de seguridad, matrícula de honor.
Pero llegó el verano y nos relajamos. Y hemos suspendido. Hemos cateado las asignaturas de responsabilidad, mascarillas, distancia y consejos. Cuatro suspensos que nos condenan a repetir oleada. Ya estamos en la segunda. ¿Nos vamos a enterar en ésta o tampoco?
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Bueno, cuando se clausuró el hospital de Ifema ya se vio por dónde iban los comportamientos de algunos «responsables» políticos que asistieron al acto, ante la estupefacción de médicos y enfermeras.
Pero no acaba ahí la cosa: hace poco ha habido no sé cuántos contagiados en una fiesta que organizó el personal médico de un hospital, creo que con motivo de una jubilación.
Abraham fue pidiendo a Dios que redujese la exigencia en el número de «hombres justos» antes de destruir Sodoma y Gomorra. Pero seguro que él mismo ya se sospechaba el percal. Yo he sido maestro, en colegios públicos, durante treinta y cuatro años; si el nivel cívico de la población española es el que he observado en las aulas, no tengo muchas esperanzas.
Nos comen los chinos, ya verás.